miércoles, 26 de marzo de 2014

Papa Pique et Maman Coud (Rennes)

Cuando después de casi quince años vuelves a visitar una ciudad y reservas un hueco para dar una vuelta por esa tienda que tanto te gustó en su día, ésta puede pasar directamente y sin dudarlo ni un segundo a la categoría de vuelta abierta. Y precisamente eso me pasó con Papa pique et mamam coud una tienda situada en el centro de la ciudad bretona de Rennes donde encontrarás sombreros, neceseres, monederos, diademas, bolsos y muchos otros complementos, todos ellos confeccionados con preciosas telas protagonizadas, entre otros, por cuadritos, topos, flores, rayas y sus inconfundibles mariquitas. Todo comenzó vendiendo horquillas en los mercadillos de la Bretaña hace más de dos décadas y, después del éxito de su tienda de Rennes, llegaron otras más en varias ciudades de Francia e incluso en Barcelona, señal de que no soy la única a la que le gusta todo aquello que "mamá cose". Conseguí volver :-)

Abren de martes a sábado de 10.00 a 19.00 y  los lunes de 13.00 a 19.00.

5, rue pont aux Foulons (35000 Rennes)
Tel. +33 (0)2 99 78 19 71
www.papapiqueetmamancoud.fr








domingo, 16 de marzo de 2014

París

No es demasiado arriesgado afirmar que todo aquel que tenga la suerte de pasar alguna vez en su vida por París deseará con toda seguridad volver a visitar esta ciudad mágica. A mí se me ocurren muchas razones por las que en este mismo momento me subiría a un avión con destino a la capital francesa, aquí os dejo diez de ellas:

- Para volver a disfrutar de sus calles repletas de edificios dignos de fotografía, balcones de ensueño y áticos merecedores de la más profunda de mis envidias.

- Para darle la bienvenida a la primavera con esa luz tan característica de París.

- Para asomarme al enorme reloj del Museo de Orsay y disfrutar de una vista única de la ciudad.

- Para dar una vuelta por el mercadillo de Président Wilson. O por cualquier otro.

- Para volver a contemplar la grandeza del Sena, disfrutar de un buen paseo por su orilla y cruzar una y otra vez sus majestuosos puentes.

- Para escuchar uno de los idiomas más hermosos del mundo.

- Para dar un paseo por Montmartre, entre pintores y turistas. Y soñar que algún día seré capaz de pintar como ellos.

- Para volver a quedarme con la boca abierta contemplando la magnitud de Notre Dame, sus misteriosas gárgolas y los impresionantes rosetones. Y durante unos minutos retroceder varios siglos en el tiempo.

- Para recrearme con las decenas de floristerías repartidas por toda la ciudad.

- Para sentarme en uno de esos pequeños cafés situados en la esquina de cualquier calle a tomar un croissant mirando el ir y venir de los parisinos y el latir de la ciudad. 

Por todo ello y por muchas otras razones, estoy deseando volver.





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